Ingredientes para 4 personas:
+ 1 tableta de chocolate para fundir
+ 3 cucharadas soperas de azúcar
+ 3 huevos
+ 200 ml de nata para montar
Tiempo de preparación: 20' (a cuatro manos)
¡UN POSTRE! Ya tocaba una receta un poco más dulce de lo habitual por estos lares (virtuales) que nos alumbran. Porque además, ¿a quién no le gusta el mousse de chocolate? A "casi" nadie (aunque siempre hay alguno por ahí descarriao' al que no pero...son los menos); así que, por esa misma razón, os traemos este postre tan aclamado hasta ArquitecturayGastroEconomía.
Su realización es sencilla y su momento de aparición, inimaginablemente oportuno. Aunque daremos algunas pinceladas por si no te queda claro o es que hoy te has levantado sin ver el sol (para los que venimos del sur es algo "terrible").
En casa para desayunar o merendar. Después de cada comida, como lavarse los dientes pero, en su lugar, le metes mano al mousse. Si vas de invitado a casa de algún amigo y te ofrecen/ofreces (la segunda opción es sólo apta para valientes) a llevar el postre, detallazo. En un momento de histeria nocturna porque no puedes pegar ojo y...los más clásicos: si perteneces al género femenino puedes tomarlo cuando quieras. Si estás sola un día en casa, bien porque tu ciclo ha aparecido por la puerta, o bien porque te han roto el corazón; en ese caso, el que te quiere y te cuida, te da el desayuno en la cama y te hace sentir una dama, quien respeta tu espacio y entiende tus días de cambio (a parte de Carlos Baute), te presentamos al mejor amante...el mousse de chocolate.
No hay más que hablar, se hará mousse esta semana. Manos a la receta sin perder detalle.
Primeramente, ponemos a fundir la tableta de chocolate; bien al baño María, bien en el microondas, añadiendo un poquito de agua.
Mientras tanto, cogemos los huevos y separamos bien las yemas y las claras. Unas por un lado y las otras por otro bien distinto y...ahora veréis el por qué.
En un bol independiente pondremos las yemas. Su pareja de baile será, en este caso, el azúcar. Ahora toca hacer de estos dos ingredientes uno sólo. Añadimos las tres cucharadas soperas (de azúcar, por si no ha quedado claro) y batimos hasta que blanqueen.
A la par, delegaremos al pinche (un amigo, sobrino, nieto...algún aburrido que pase por la cocina) la ardua tarea de montar las claras. Este proceso requiere de una especial atención ya que, como hemos comentado, no es moco de pavo.
Es clave que el recipiente que usemos para esta fase esté completamente limpio, de grasas o restos de algún otro ingrediente. Lo haremos con varillas, si bien es cierto que nosotros, por falta de útiles, hemos tenido que usar el clásico cachivache de "La Sirenita", un tenedor.
Podemos montarlas manualmente, como toda la vida, o con las eléctricas hasta que adquieran una consistencia firme, estable; tanto, que podamos dar la vuelta al bol sin riesgo a que se nos derramen por la encimera. (Una vez montadas las claras deberemos darle uso de inmediato, para que no se desmonten)
Es ahora el momento de incorporar el chocolate a la unión que denominaremos yemazúcar hasta obtener una mezcla homogénea.
Por otro lado, vamos montando la nata (IMPORTANTE comprarla para montar. NO para cocinar). Y, una vez montada, la añadimos a la combinación anteriormente preparada.
Nuestro pinche, que por supuesto tiene ya terminado su "trabajo", irá agregando muy poco a poco las claras al resto de ingredientes, removiendo "dulcemente" hasta la uniformidad del conjunto.
El mousse está listo, a falta de nevera. Podemos dejarlo en el último recipiente en el que hemos mezclado todo o preparar copas/cuencos individuales.
Lo dicho, lo metemos rápidamente en la nevera y esperamos, como mínimo, unas cinco horas hasta el momento de la verdad, el momento del postre.
Como adelanto de las cercanas vacaciones navideñas quiero que sepas que: "una dulce y triunfante libertad se apodera de aquellos que saben que van a morir pronto", Vicki Baum dixit. Aprovecha entonces cada segundo, con familia y amigos, como si fuera el último...
Blog appétit!
¡UN POSTRE! Ya tocaba una receta un poco más dulce de lo habitual por estos lares (virtuales) que nos alumbran. Porque además, ¿a quién no le gusta el mousse de chocolate? A "casi" nadie (aunque siempre hay alguno por ahí descarriao' al que no pero...son los menos); así que, por esa misma razón, os traemos este postre tan aclamado hasta ArquitecturayGastroEconomía.
Su realización es sencilla y su momento de aparición, inimaginablemente oportuno. Aunque daremos algunas pinceladas por si no te queda claro o es que hoy te has levantado sin ver el sol (para los que venimos del sur es algo "terrible").
En casa para desayunar o merendar. Después de cada comida, como lavarse los dientes pero, en su lugar, le metes mano al mousse. Si vas de invitado a casa de algún amigo y te ofrecen/ofreces (la segunda opción es sólo apta para valientes) a llevar el postre, detallazo. En un momento de histeria nocturna porque no puedes pegar ojo y...los más clásicos: si perteneces al género femenino puedes tomarlo cuando quieras. Si estás sola un día en casa, bien porque tu ciclo ha aparecido por la puerta, o bien porque te han roto el corazón; en ese caso, el que te quiere y te cuida, te da el desayuno en la cama y te hace sentir una dama, quien respeta tu espacio y entiende tus días de cambio (a parte de Carlos Baute), te presentamos al mejor amante...el mousse de chocolate.
No hay más que hablar, se hará mousse esta semana. Manos a la receta sin perder detalle.
Primeramente, ponemos a fundir la tableta de chocolate; bien al baño María, bien en el microondas, añadiendo un poquito de agua.
Mientras tanto, cogemos los huevos y separamos bien las yemas y las claras. Unas por un lado y las otras por otro bien distinto y...ahora veréis el por qué.
En un bol independiente pondremos las yemas. Su pareja de baile será, en este caso, el azúcar. Ahora toca hacer de estos dos ingredientes uno sólo. Añadimos las tres cucharadas soperas (de azúcar, por si no ha quedado claro) y batimos hasta que blanqueen.
A la par, delegaremos al pinche (un amigo, sobrino, nieto...algún aburrido que pase por la cocina) la ardua tarea de montar las claras. Este proceso requiere de una especial atención ya que, como hemos comentado, no es moco de pavo.
Es clave que el recipiente que usemos para esta fase esté completamente limpio, de grasas o restos de algún otro ingrediente. Lo haremos con varillas, si bien es cierto que nosotros, por falta de útiles, hemos tenido que usar el clásico cachivache de "La Sirenita", un tenedor.
Podemos montarlas manualmente, como toda la vida, o con las eléctricas hasta que adquieran una consistencia firme, estable; tanto, que podamos dar la vuelta al bol sin riesgo a que se nos derramen por la encimera. (Una vez montadas las claras deberemos darle uso de inmediato, para que no se desmonten)
Es ahora el momento de incorporar el chocolate a la unión que denominaremos yemazúcar hasta obtener una mezcla homogénea.
Por otro lado, vamos montando la nata (IMPORTANTE comprarla para montar. NO para cocinar). Y, una vez montada, la añadimos a la combinación anteriormente preparada.
Nuestro pinche, que por supuesto tiene ya terminado su "trabajo", irá agregando muy poco a poco las claras al resto de ingredientes, removiendo "dulcemente" hasta la uniformidad del conjunto.
El mousse está listo, a falta de nevera. Podemos dejarlo en el último recipiente en el que hemos mezclado todo o preparar copas/cuencos individuales.
Lo dicho, lo metemos rápidamente en la nevera y esperamos, como mínimo, unas cinco horas hasta el momento de la verdad, el momento del postre.
Como adelanto de las cercanas vacaciones navideñas quiero que sepas que: "una dulce y triunfante libertad se apodera de aquellos que saben que van a morir pronto", Vicki Baum dixit. Aprovecha entonces cada segundo, con familia y amigos, como si fuera el último...