Ingredientes para 20 personas:
+ Aceite de oliva
+ 2 pollos
+ 2 pollos
+ 1 conejo
+ Sal gorda
+ 1 kg de judías verdes planas
+ Sal gorda
+ 1 kg de judías verdes planas
+ 500 gr de tomate
+ 2 dientes de ajo
+ Pimentón dulce (de la Vera, preferiblemente)
+ Doble de agua que de arroz
+ Azafrán
+ 500 gr de garrofón (habichuela blanca plana)
+ 2kg de arroz
+ Unas ramitas de Romero
Útiles:
+ Paella (tanto contenido como continente se llaman igual)
+ Rosco o difusor
+ Bombona (aunque lo idílico sería realizar la paella con unas buenas brasas de leña)
+ 2 dientes de ajo
+ Pimentón dulce (de la Vera, preferiblemente)
+ Doble de agua que de arroz
+ Azafrán
+ 500 gr de garrofón (habichuela blanca plana)
+ 2kg de arroz
+ Unas ramitas de Romero
Útiles:
+ Paella (tanto contenido como continente se llaman igual)
+ Rosco o difusor
+ Bombona (aunque lo idílico sería realizar la paella con unas buenas brasas de leña)
Tiempo de preparación: según lo bohemio que se quiera ser pero...2 horas no te las quita nadie para elaborarla con cariño.
¿Comida para veinte personas? Puede parecer, a priori, una ardua tarea pero, el hecho de hacer una paella (por ejemplo en Valencia), un arroz campero mismamente, una barbacoa en la playa, una fideuá...no es solamente hacer comida para 10/20 personas, es sumar minutos, es compartir, es disfrutar, es uno de esos momentos de los que a la vida le faltan.
Es de tradición valenciana (o al menos así lo tiene entendido todo un país), de teoría, al parecer, sencilla, ingredientes bastante cotidianos, una receta de gran fama que todos conocen pero que no muchos ponen en práctica y bien es cierto que hay una frase que siempre he tenido presente, muy ilustrativa, que os regalaré (no es mía ni mucho menos), ya que es fantástica: "Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí".
Te invito a que leas este post, compres los ingredientes necesarios y hagas una paella. Yo te invito para que tú invites a unos cuantos a comer a casa un sábado cualquiera y sonrías. Mucha suerte, de la buena...
Es de tradición valenciana (o al menos así lo tiene entendido todo un país), de teoría, al parecer, sencilla, ingredientes bastante cotidianos, una receta de gran fama que todos conocen pero que no muchos ponen en práctica y bien es cierto que hay una frase que siempre he tenido presente, muy ilustrativa, que os regalaré (no es mía ni mucho menos), ya que es fantástica: "Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí".
Te invito a que leas este post, compres los ingredientes necesarios y hagas una paella. Yo te invito para que tú invites a unos cuantos a comer a casa un sábado cualquiera y sonrías. Mucha suerte, de la buena...
Nos enfundamos el delantal, manos limpias y todo el material controlado. ¡Vamos allá!
Primeramente, nivelamos la paella con ayuda del aceite. Lo situamos en el centro, una buena base, encendemos el fuego, sazonamos los pollos y el conejo (previamente cortados en trozos de aproximadamente cinco centímetros) y comenzamos a dorarlos a fuego medio-alto, cuidando que no se quemen.
(Es importante saber que los hígados, una vez dorados, se los suele comer el cocinero de aperitivo, acompañado de un buen trozo de pan y una cerveza fresquita y, aunque esto es solamente una recomendación, es muy aconsejable llevarlo a la práctica.)
Una vez doradas todas las piezas las retiramos al exterior para dar paso a las judías verdes (también éstas previamente cortadas en trozos de unos cinco centímetros, sin los extremos).
Cuando tengamos las judías listas, incorporamos el tomate (que colocaremos con cuatro cortes en agua hirviendo para pelarlos con mayor facilidad para luego triturarlo) sin las pepitas y el ajo muy finamente cortado.
Al poco, el pimentón dulce y, enseguida, el agua (que si el pimentón se quema deja mal sabor) debiendo quedar esta ligeramente por debajo del borde. Dejamos que el agua llegue a ebullición y lo dejamos cinco minutos a fuego intenso y tres cuartos de hora cociendo a fuego fuerte hasta que el agua esté a la altura de los remaches internos de las asas de la paella. Añadimos el garrofón (si éste ha sido previamente cocido), las hebras de azafrán y probamos el punto de sal para, antes de añadir el arroz, dejarlo bien sabroso (que el arroz tiende a dejarlo un poco soso).
Con todo esto listo, "avivamos" bien el fuego y colocamos el arroz en forma de cruz o haciendo una sola línea, llamada caballón (este paso normalmente dependerá de las enseñanzas de los padres de tus padres, nuestros queridísimos abuelos), lo repartimos uniformemente (a partir de este momento el arroz no se toca jamás hasta el momento de servirlo en los platos, es clave respetar este paso), colocamos dos/tres ramitas de romero para darle ese característico sabor (lo retiraremos antes de servir los platos) y a esperar que el arroz se haga. Unos doce minutos con buen fuego y seis/ocho a fuego medio; nunca más de veinte, que se pasa.
Dejamos reposar unos minutos, el tiempo de abrir una buena botella de vino o, en su defecto, una cerveza bien fría, cubriendo la totalidad de la paella con papel de periódico (importante que las páginas elegidas sean de la sección de cultura y sociedad; nunca de deportes).
Está la mesa puesta, pasamos de las tres y hay mucha hambre ya. Toda la familia, amigos, enemigos (también se puede cocinar para enemigos, ¿por qué no?), el equipo de fútbol, conocidos o desconocidos esperando así que...a servir los platos y a disfrutar.
Blog appétit!
Receta realizada y escrita con mucho cariño para todos aquellos valencianos, franceses e italianos que confiaron su comida a un sevillano. Gracias a José, en esta ocasión el chef principal de tan exitosa paella.
Primeramente, nivelamos la paella con ayuda del aceite. Lo situamos en el centro, una buena base, encendemos el fuego, sazonamos los pollos y el conejo (previamente cortados en trozos de aproximadamente cinco centímetros) y comenzamos a dorarlos a fuego medio-alto, cuidando que no se quemen.
(Es importante saber que los hígados, una vez dorados, se los suele comer el cocinero de aperitivo, acompañado de un buen trozo de pan y una cerveza fresquita y, aunque esto es solamente una recomendación, es muy aconsejable llevarlo a la práctica.)
Una vez doradas todas las piezas las retiramos al exterior para dar paso a las judías verdes (también éstas previamente cortadas en trozos de unos cinco centímetros, sin los extremos).
Cuando tengamos las judías listas, incorporamos el tomate (que colocaremos con cuatro cortes en agua hirviendo para pelarlos con mayor facilidad para luego triturarlo) sin las pepitas y el ajo muy finamente cortado.
Al poco, el pimentón dulce y, enseguida, el agua (que si el pimentón se quema deja mal sabor) debiendo quedar esta ligeramente por debajo del borde. Dejamos que el agua llegue a ebullición y lo dejamos cinco minutos a fuego intenso y tres cuartos de hora cociendo a fuego fuerte hasta que el agua esté a la altura de los remaches internos de las asas de la paella. Añadimos el garrofón (si éste ha sido previamente cocido), las hebras de azafrán y probamos el punto de sal para, antes de añadir el arroz, dejarlo bien sabroso (que el arroz tiende a dejarlo un poco soso).
Con todo esto listo, "avivamos" bien el fuego y colocamos el arroz en forma de cruz o haciendo una sola línea, llamada caballón (este paso normalmente dependerá de las enseñanzas de los padres de tus padres, nuestros queridísimos abuelos), lo repartimos uniformemente (a partir de este momento el arroz no se toca jamás hasta el momento de servirlo en los platos, es clave respetar este paso), colocamos dos/tres ramitas de romero para darle ese característico sabor (lo retiraremos antes de servir los platos) y a esperar que el arroz se haga. Unos doce minutos con buen fuego y seis/ocho a fuego medio; nunca más de veinte, que se pasa.
Dejamos reposar unos minutos, el tiempo de abrir una buena botella de vino o, en su defecto, una cerveza bien fría, cubriendo la totalidad de la paella con papel de periódico (importante que las páginas elegidas sean de la sección de cultura y sociedad; nunca de deportes).
Está la mesa puesta, pasamos de las tres y hay mucha hambre ya. Toda la familia, amigos, enemigos (también se puede cocinar para enemigos, ¿por qué no?), el equipo de fútbol, conocidos o desconocidos esperando así que...a servir los platos y a disfrutar.
Blog appétit!
Receta realizada y escrita con mucho cariño para todos aquellos valencianos, franceses e italianos que confiaron su comida a un sevillano. Gracias a José, en esta ocasión el chef principal de tan exitosa paella.