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viernes, 31 de enero de 2014

Migas con pimiento y huevo

Ingredientes para 4 personas:

+ Restos de pan duro (vamos a aprovecharlo)
+ 1 cabeza de ajo
+ 4 pimientos cuerno de cabra 
+ 4 huevos mínimo
1 vaso de vino tinto
+ Sal gorda
+ Aceite de oliva 
1 vaso de vino tinto para cada comensal

Tiempo de preparación: 30' 

Comida de pastores durante largo tiempo, sobre todo en el centro y sur de la Península Ibérica, sigue sirviendo hoy día para grandes reuniones familiares o de amigos pero, sobre todo, para aprovechar el pan duro. Aquí, una gran alternativa...las migas, en nuestro caso, el que aprendí por casa trasladado al ambiente y comentarios que vivimos permanentemente. Es curioso pero, a día de hoy, lo anticrisis queda más chic. Vamos a animarnos entonces el día con un plato optimista repleto de alegría.

Eso sí, hay que puntualizar que, al igual que la tortila de patatas (nosotros tenemos la mejor receta del mundo aquí, sí, sí, en este mismo blog), maneras y modos de llevarlas a cabo, incontables; siendo este uno de los platos más económicos y sencillos que conozco. A su vez, no deja de ser nutritivo y de excelentes propiedades olfativas, gustativas, sensitivas y, si se me permite, visuales y auditivas. 

Vamos al lío que, aunque sencilla, hace falta un poco de paciencia y algo de musculatura en las extremidades superiores. 


La receta propiamente, podríamos decir, comienza la noche anterior (como harían unos buenos garbanzos) con un proceso muy similar al de otras grandes y conocidas recetas del mundo del cuchareo'. Hay que humedecer el pan que tengamos (humedecemos, no sumergimos), o el que hayamos seleccionado según la cantidad de asistentes, con agua; agua que salaremos previamente.

La mañana de la faena, con la plaza completamente a reventar; toros, banderillas, caballos, mujeres de mantilla y de todo...pondremos una base de aceite de oliva a calentar en la cazuela/marmita/cacerola/puchero/perol (algún elemento rústico-histórico que se aleje de los habituales términos: olla y sartén) para ir poniendo, uno a uno y con la piel, todos los ajos.

Al poco, añadimos el pan y llamamos a la paciencia, que normalmente no solemos encontrar en su sitio. Podéis mirar en la despensa, donde los cubiertos o incluso en el baño, por si se está dando una ducha. Con tranquilidad, tapamos al 90% y vamos removiendo de vez en cuando, sin un criterio fijo, al libre albedrío de la mañana de un sábado.

Ahora es un buen momento de agarrar el racimo de uvas porque, si sois cariñosos con las texturas, yo recomiendo seccionarlas transversalmente y quitarles las pepitas. Dos ventajas claras gracias a este proceso: duplicamos la posibilidad de encontrarnos una uva (o media uva para ser exactos) en cada cucharada y que reducimos los atragantamientos durante la ingesta.

Removemos otro poco las migasSi cogéis a Rafa Nadal por casa o a su primo...que "eche un brazo".

A falta de unos...cinco/diez minutos que vayan a estar definitivamente las migas (que será cuando el pan adquiera un tono doradito fantástico), cogemos los pimientos y los freímos sin miedo en una sartén; bien enteros, bien en tiras, a gusto del consumidor. 

Acto seguido, lo más complicado (y "estresante"). Vamos emplatando las migas, pimiento/s encima y, a la par, hacemos el huevo frito (con cuidado de no cuajar la yema) y al plato.

Mantel, cubiertos, vasos/copas, la botella de vino y...a disfrutar esta deliciosa y copiosa receta.


Blog appétit!

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